retirada de mascarilla en niños

Son muchas las llamadas que he recibido estos días preguntando si es seguro retirar las mascarillas a nuestras criaturas, cuando todavía hay y escuchamos numerosos contagios de Covid.
Es cierto que llegó el momento que muchas familias esperábamos y deseábamos: la retirada de la mascarilla. Pero ¿y nuestras criaturas? ¿sienten ese deseo?

Durante estos dos últimos años, muchas personas han mirado a los ojos de nuestras criaturas y se han acostumbrado a sentirles por la expresión de estos, acogiendo esta forma de expresarse como una nueva forma de entender el mundo a través de sus ojos.

La mascarilla les trajo seguridad, físicamente hablando, y se convirtió en un refugio emocional, socialmente hablando. Cuántas veces hemos sentido que nos contaban algo con total convicción, pero su gesto, su cara, nos decían otra cosa.

Un día como hoy, donde hace unos días la mascarilla ha dejado de ser obligatoria en los coles, tengo sensaciones con sabor agridulce. Por un lado, siento que termina una dura etapa en nuestras vidas y las suyas, una etapa imborrable, porque aprendimos a vivir sin el contacto estrecho, sin las sonrisas amables, sin los gestos cómplices, y con besos escurridos a través de las mascarillas.

No sólo hemos vivido unos meses con una mascarilla colocada en la cara a modo de complemento, hemos vivido con una mascarilla en la cara para protegernos, y con la convicción de protegerles. Ese mensaje les caló hondo. No sólo nos protegía del virus. Durante este tiempo también nuestras criaturas se han ido sintiendo protegidxs ante los miedos, la inseguridad, las alegrías y lo más importante, han sentido la contención a la que les hemos tenido sometidos… Distintas emociones que en ocasiones no han sido compartidas, y que han aprendido a gestionar desde la incertidumbre.

La pandemia y los efectos en la infancia

En los coles nos enseñaron que la pandemia iba a acompañar sus vidas, iban a tener que integrarla. Pero nada frenaría este acompañamiento en las aulas. Los coles se prepararon y crearon unos espacios seguros para nuestras criaturas, donde las mascarillas formaron parte de ese bienestar, les aportaron seguridad. La sociedad recibió una lección de vida a través de la logística de los colegios. El profesorado se colocó mascarillas de plástico transparente para que llegaran los gestos de amor a sus escolares, y los saludos con el codo se convirtieron en una señal de identidad y aceptación.

Se les enseñó a hacer un uso ejemplar de un sistema de protección que antes sólo se veía en los hospitales, centros de salud, residencias y en las pantallas de televisión.
Ahora, llega el momento de despedirnos de muchas cosas vividas, de muchas sensaciones de miedo e inseguridad que nos han acompañado estos últimos dos años, donde las mascarillas en las caras de nuestras criaturas han ayudado a aminorar la incertidumbre de la pandemia.

El 20 de abril será un día que permanecerá en los libros de historia. Se retiraron las mascarillas en los centros educativos y deportivos, aunque en cierta medida hayan quedado como tatuadas en nuestra piel. Una de las recomendaciones que nos hace la ministra de Sanidad es hacer un uso responsable de la mascarilla, un uso por responsabilidad individual, cuando en las aulas se han comportado y se comportan como tribu.

Me gustaría que nos cuestionásemos si es el momento de retirar la mascarilla a las criaturas más pequeñas de la casa. Creo que debemos preguntarles, y debemos escucharlos. No debemos forzar a nuestras criaturas a quietarse la mascarilla, tienen que estar preparadxs. Y la mejor manera de prepararlos es darles tiempo y espacio para expresar emociones. Aportadles escucha y compresión. Puede ocurrir que nuestras criaturas no sientan la retirada de las mascarillas tan necesaria e inmediata como lo sentimos lxs adultxs.

Mónica Presta dice: “Durante la pandemia, las personas se han acostumbrado a vivir en un estado de permanente estrés… Es un estrés que nos hace estar todo el tiempo con en alarma. El retirar las mascarillas no nos cura ese estado de alerta que llevamos con nosostrxs”.

¿Cómo podemos ayudar a nuestras criaturas para conseguir esa retirada de mascarilla y una nueva normalidad real?

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Tenemos que empezar a animar a nuestras criaturas a quitarse la mascarilla de manera progresiva, que se la quiten a ratitos. Hay que pensar que antes la llevaban puesta todo el día.

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El ejemplo de las adultas, familias, es muy importante para dar confianza en esa retirada paulatina.

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Vigilar cómo se están exponiendo a esos ratos sin mascarilla, y acompañar la emoción, desde la validación y no desde la negación o el juicio.

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Animar a volver a conectar con las sonrisas infinitas de las personas que nos rodean.

Me gustaría destacar acciones que hemos integrado estos últimos años, y que idealmente deberían quedarse con nosotras, como el lavado frecuente de manos, colocar el antebrazo para toser, utilizar pañuelos desechables y mantener las aulas ventiladas.

Colocar la mascarilla a nuestrxs criaturas fue un acto de amor y protección. Retirarlas debe ser un acto de seguridad y confianza. Quitarnos la mascarilla es volver a familiarizarnos con nuestras costumbres sociales, con nuestra manera de vivir… Será como volver a casa después de un largo viaje. O debería serlo.

Tiempo y paciencia