Piel atópica en lactantes
¿Qué le pasa a la piel de mi bebé cuando aparecen esas pequeñas manchas con relieve? ¿Qué es esa elevación de la piel de color rojizo o blanco, que cambia de rugosidad y de color, dejando la zona seca y agrietada?
Hace unos meses me contactó una familia porque su hijo tenía “manchas en la piel” después de los baños en casa. Además, notaban como su bebé salía muy molesto del agua. Les pregunté si su piel era una piel seca. “Como una lija”, me dijeron. “Pero no en todo el cuerpo, solo por zonas”, me contaba su papá.
Esta familia bonita despertó en mí un interés: ¿Cómo tratar la piel de un bebé que solo toma lactancia materna a demanda?
Empecemos por el principio. La dermatitis atópica es una enfermedad inflamatoria de la piel. La piel atópica es una piel pobre en lípidos, que hace que la barrera de la piel esté ausente o alterada. El picor intermitente es uno de los síntomas más molestos, además de ser perjudicial para el proceso. Se producen micro heridas que alteran aún más la barrera cutánea, facilitando así la penetración de agentes irritantes.
Hay una relación muy estrecha con la herencia genética. Una de las primeras preguntas que hay que hacerse es si en la familia hay antecedentes de piel atópica. Aparece y desaparece en forma de brotes y el diagnóstico se hace según la clínica de la criatura, que es cambiante.
Imaginemos que una de nuestras capas de la piel es como un colador. Ese colador es una de las capas protectoras de la piel. Todo lo que se queda dentro del colador, se va eliminando a través de los poros, que serian las impurezas. Ese colador evitaría que esas impurezas avanzaran hacia las capas más profundas de la piel.
Pues ahora imaginémonos que la piel de vuestras criaturas no tiene ese colador, y todo lo que entra a través de la piel, cala hacia las capas más profundas. Su cuerpito utiliza como mecanismo de defensa únicamente la piel. Este es el motivo por el que se vuelve seca y rugosa.
La primera línea de tratamiento son los corticoides tópicos, en forma de crema. Debe aplicarse en las zonas ásperas mientras está la placa o la piel áspera, y no se deja de echar hasta que la piel no esté lisa, normal al tacto. No hay un máximo de días.
Al resto de la piel le aplicaremos nada crema hidratante o aceites.
¿Por qué no debemos utilizar ningún otro tipo de crema en las zonas asperas? Pues bien, la crema hidratante no debe utilizarse porque hace una capa en la parte externa que, aunque impresiona mejoría en un primer momento, sigue dejando las capas interiores sin protección. Además, ni la crema hidratante ni los aceites regeneran esa capa de piel que os describía como un colador a modo de símil. Esto tiene un peligro potencial añadido. Si aplicamos cremas o aceites de frutos secos o algunas plantas sobre esta piel menos protegida, podemos estar poniendo a la piel en alerta al sentir esos frutos secos como una amenaza, y predisponer así a nuestra criatura al debut de posibles alergias a esos alimentos a largo plazo, por una sobreexposición a través de la piel.
El “cuando y como” aparece la piel atópica es un misterio, y genera cierto desasosiego. La paciencia, la confianza y la aceptación, es la segunda línea del tratamiento, ya que puede aparecer y desaparecer sin entender el porqué y sin coincidir con nada.
La evolución suele ser variable. Posiblemente vuestra criatura pase los dos primeros años con corticoides en exclusividad, y se irá viendo a menudo mejoría a la largo de la infancia, incluso puede llegar a curar al llegar la pubertad.
La piel de estas criaturas es una piel sin filtro. Veamos cómo y dónde se manifiesta más comúnmente:
- En Lactantes entre los dos y los seis meses: en mejillas, abdomen, extremidades, orejas, cuero cabelludo, en los codos y en el dorso de las manos.
- En niños a partir de los 2 años: pliegues de los brazos, justo en la flexión del codo y detrás de las rodillas.
Se caracteriza por piel seca, rasposa, placas enrojecidas con relieve, y costras que pueden transformarse en placas blandas y exudativas. Pueden aparecer micro heridas por el rascado. Además, el picor y el consecuente rascado pueden producir en ocasiones una infección de la piel, convirtiéndose en eccema.
Consejos
- Evitar los baños hasta que pase el brote, mejor duchas cortas y no todos los días.
- Utilizar jabón neutro, pero no en todos los baños. Tiene que haber más duchas sin jabón que con jabón.
- La temperatura del agua debe estar entorno a 32º-33º
- El tejido de la ropa en contacto con la piel debe ser algodón, así como la ropa de cama. Nunca lana, fibras sintéticas o plásticos.
- El picor empeora con las altas temperaturas, el sudor, ropa muy apretada y ambientes secos.
- No utilizar suavizantes al lavar la ropa.
- Usar detergentes suaves, tipo eco, sin olor. Poca cantidad, y aclarar bien.
- Pueden darse baños en piscina, pero en piscinas con agua salada siempre que sea posible. Evitar el agua clorada.
- Cambiar con frecuencia los pañales para evitar la irritación de la piel.
- Ventilar la casa todos los días.
- Controlar y evitar que el polvo quede posado.
- Secar la piel a toquecitos tras la ducha o el baño corto, evitar el arrastre.
- Mantener las uñas siempre cortitas para evitar las lesiones en la piel.
Tratamiento
La pomada de corticoides es lo primero que se debe usar en un brote. Se debe aplicar dos veces al día, por la mañana y por la noche, y solo la zona de la piel afectada. Nunca esperaremos a la placa roja, con una mínima zona de piel áspera, por muy pequeña que sea, daremos la pomada de corticoides prescrita por nuestro pediatra. Cuanto antes se inicia el uso de la crema, mejor es el control del brote.
Tampoco es bueno excederse en la cantidad de crema. En un brote grave, imaginemos que el torso y la espalda están con la piel rugosa completamente. Pues bien, la cantidad de la crema que hay que echar es una raya desde la línea de la línea de la última falange hasta el extremo del dedo de un adulto, Es decir, una línea que ocupe todo el largo de nuestra yema del dedo. Eso sería la cantidad para el torso, y habría que utilizar otra igual para la espalda.
En ocasiones es necesario aumentar levemente la cantidad de pomada de corticoides, incluso iniciar un tratamiento por vía oral. Se tratará el tiempo necesario hasta que la piel tenga un aspecto normal, sin asperezas. Puede aplicarse hasta 20 semanas seguidas.
La prevención en los bebés que tienen piel atópica es la clave. Una vez aparece el brote es prioritario controlar los síntomas y aplicar el tratamiento de manera responsable. Debemos frenar el proceso y tratar la piel atópica. El síntoma más incómodo es el picor, la desesperación de sentir que la piel quema o escuece tras aplicar algún tipo de jabón o crema o al salir de la bañera.
Si vuestras criaturas son más mayores y tienen piel atópica desde que eran bebés, mi humilde recomendación es que os pongáis en manos de un dermatólogo infantil. No es lo mismo debutar de bebé que debutar con edades de 2-3 años.
La piel es nuestro órgano más grande y más expuesto. Hay que hacer una selección de cuál es la mejor crema, no siempre las grandes marcas o los precios más elevados son más recomendables. Recuerda aplicar cremas hidratantes o aceite de baño siempre que la piel este reseca, excepto si se encuentra en un brote.
La protección que ofrecen las cremas solares es imprescindible con la llegada del calor, y deben aplicarse también en criaturas con pieles atópicas.