El dolor de garganta en niños
¿Qué es lo que les pasa a nuestras criaturas cuando les molesta al tragar, o dejan directamente de comer porque nos cuentan que les duele la garganta?
Muchas personas de mi generación vivimos nuestra infancia con antibiótico y fiebre, con las amígdalas inflamadas y con los famosos puntos de pus. Recuerdo a mi padre contándome cómo fue su experiencia de niño, cuando le quitaron las amígdalas, cómo se colocaban en fila india, cada uno con su toalla en el cuello. Entraban por una puerta, se las extirpaban, y salían por otra. Esta es la realidad de cómo se hacían las cosas hace 60 años.
Después llegó una corriente más conservadora, con la apuesta de no retirar las amígdalas, ya que las consideraban una barrera de defensa para la entrada de patógenos. Tenerlas era la barrera natural de defender nuestro organismo. Pero seguía sin haber un criterio claro y definido para retirar las amígdalas o dejarlas. El hecho de tomar antibiótico durante toda la infancia para combatir sus infecciones tampoco era una opción muy compartida. Con el tiempo, esas criaturas fueron siendo sometidas a intervenciones programadas para ganar en calidad de vida.
Popularmente se dice eso de mi criatura esta mala, tiene anginas. Se presupone que tiene la garganta inflamada y posiblemente fiebre, aunque este patrón no siempre se cumple. Pero antes de hablar del famoso e incómodo dolor de garganta, me gustaría contaros cómo es la anatomía de nuestra garganta.
Cuando abrimos la boca, lo primero que vemos es nuestra campanilla. Justo detrás esta la faringe, donde se localizan las amígdalas, dos grandes bolas a los lados que podemos ver cuando se abre la boca, más fácilmente si se saca la lengua y se dice: «ahhhhh». Digamos que son las encargadas de dar la bienvenida a todos los microorganismos, y hacer de primera barrera. Son las que se exponen a esos primeros contactos casuales, que se traduce en inflamación, rojez y dolor de garganta.
La infección puede ser sólo de las amígdalas, en cuyo caso se denomina amigdalitis, podría ser en la faringe, produciendo faringitis, o faringoamigdalitis. Ambas infecciones pueden ser causadas por virus, más frecuentemente, o por bacterias.
¿Por qué es importante saber si son víricas o bacterianas?
Porque en función de esto será eficaz el antibiótico como tratamiento o no.
La bacteria más común que produce las amigdalitis es el Streptococo. Hoy en día, en la mayoría de los Centros de Salud pueden hacer un test rápido para saber si esta es la bacteria responsable de la infección. Este test se realiza recogiendo una muestra con un bastoncillo de algodón, ayudándose de un depresor para sujetar la lengua y mantener la boca abierta. Después se testa con un líquido reactivo que nos dice si es o no positivo para Streptococo. La diferencia fundamental es que, de ser positivo, nos mandarán una pauta de antibiótico durante 10 días como tratamiento.
El 40 % de las infecciones de garganta entre los 3 y los 12 años están producidas por Streptococo. Antes de los 2 años, es raro que aparezca, y en caso de ser el causante, en la mayoría de los casos cursa como un proceso vírico con inflamación de garganta que no precisan antibióticos.
El contagio se produce a través de las gotitas de saliva de una persona infectada a otra, en forma de estornudo o tos. Es un contacto directo de niñx a niñx.
¿Qué signos acompañan a las infecciones de garganta? En los lactantes o menores de 2 años debemos valorar:
Si deja de comer o beber. Puede que el dolor de garganta dificulte la ingesta.
Puede aparecer un aumento de babeo, también por el dolor al tragar su propia saliva.
La expresión de la cara, es importante para saber si tiene dolor.
La manera de comportarse. Posiblemente estén decaídxs, con pocas ganas de jugar.
En ocasiones se pueden llevar las manos al cuello, o agitarlas rápidamente cada vez que tragan alimento, sobre todo si el dolor es intenso.
Si además tienen mocos, podéis notar que tienen ronquera. Si se acompaña de lagrimeo o aumento en la cantidad de legañas, diarrea o vómitos, puede ser una infección por un virus. Ante la duda recomiendo visitar a su pediatra.
Puede tener fiebre o no.
Si son más mayores de 3 años y saben hablar, tenemos que preguntar y observar:
Si les duele la garganta y si ese dolor aumenta al tragar.
Si habla como con mocos, como si estuviera congestionadx.
La lengua suelen tenerla roja brillante.
Puede aparecer dolor de oído intermitente.
Si esta infección está causada por Streptococo, puede aparecer fiebre alta, y aumentarán los ganglios del cuello, que a la palpación serán dolorosos. También puede aparecer dolor al mover el cuello de un lado a otro.
En ocasiones puede aparecer dolor abdominal.
Es recomendable intentar ver el tamaño y el color de las amígdalas. A partir de los 3 años es importante vigilar su aspecto, ya que hay más riesgo de que sea por Streptococo.
¿Cómo se hace?
Contarle a vuestra criatura que queréis ver su garganta. Pedid a vuestra criatura que abra la boca y que, si puede, diga a la vez: “aahhh”. Esto hace que la lenga baje un poco, dejando a la vista las amígdalas. Observaremos si están grandes y rojas, y si presentan unos puntitos blancos o grisáceos. Además, suele ir acompañado de aliento fétido. Esta técnica nos permite localizar el dolor y justificarlo, puesto que cuanto más rojas e inflamadas estén, más duelen.
¿En qué momento tenemos que ir a urgencias?
Si aparece dificultad para tragar líquidos y sólidos.
Si hay decaimiento.
Cuando tenga fiebre alta, con o sin rigidez o dolor de cuello.
Si hay dificultad para respirar, o se escuchan ruidos anormales en la inspiración.
Si después de tomar antibiótico durante 10 días persisten los síntomas. Hay que descartar un absceso periamigdalino.
Cuando aparezcan petequias. Son manchas en la piel que no desaparecen cuando estiramos la piel de alrededor. Si desaparecen, puede ser un simple exantema.
Si te preocupa su estado general o su comportamiento no es el mismo.
La Escarlatina es una infección de garganta causada también por el Streptococo. Se pensaba que era una enfermedad olvidada, pero siempre estuvo entre nosotrxs. El contagio es directo, similar al contado anteriormente. El periodo de incubación es entre 2 y 5 días. Es común que se den pequeños brotes en espacios escolares, probablemente por compartir algunos juguetes u otros objetos chupados y manipulados en estos espacios.
El Streptococo en la escarlatina es capaz de liberar una toxina que pasa al torrente sanguíneo, responsable del sarpullido característico de esta afección por todo el cuerpo.
Síntomas de la Escarlatina
Fiebre alta, que aparece de manera brusca.
La fiebre poco elevada no descarta la enfermedad. Suelen aparecer escalofríos.
Dolor de garganta que aumenta al tragar.
Dolor de Cabeza.
Vómitos.
Pasados dos o tres días, suele aparecer el cuadro característico:
Se observan unas manchas rojas, como un sarpullido rojo. Habitualmente aparece en el cuello, parte de los hombros o las axilas, para después ir bajando. Con el paso de los días irá brotando por la tripa, los brazos y las piernas.
Puede que el sarpullido sea muy sutil y no lo apreciemos a simple vista, pero la piel de nuestras criaturas se mostrará especialmente áspera al tacto, casi antinatural. Como una rugosidad atípica. El exantema de la escarlatina desaparece cuando se estira la piel de mi criatura. La lengua tiene un aspecto rojo brillante. Se dice que tiene el aspecto de una frambuesa.
En la cara pasará algo curioso: El sarpullido no aparece alrededor de la boca y la nariz, si dibujamos un triángulo imaginario desde la zona del bigotillo hasta la barbilla, nos daremos cuenta que esa zona esta blanquecina, pálida.
A la semana, todo desaparece. La piel empieza a pelarse, como parte de un proceso que puede durar una semana más.
Cuidados ante el dolor de garganta:
Ofrecer líquidos a sorbitos pequeños muy a menudo. Puede que en ocasiones prefieran líquidos fríos y en ocasiones líquidos calientes.
Cocinar alimentos blanditos los primeros días del proceso, para que al tragar no les produzca más dolor.
Ofrecer alimentos crudos, no ácidos.
Dar medicación para el dolor de garganta o para la fiebre, según la pauta habitual de nuestro pediatra.
Buscar momentos de tranquilidad. Intentar que descanse a ratitos durante el día.
No exponerle a mucha actividad
Administrar el antibiótico durante 10 días, según la pauta del pediatra, si precisa.
Puedes ofrecerle probióticos, NUNCA coincidiendo con las tomas del antibiótico.
Darle algún tipo de analgésico si lo precisa.
El dolor de garganta es un proceso patológico, pero vital, que nuestras criaturas van a vivir en sus propias carnes.
Es importante poder reconocer los diferentes síntomas entre las infecciones víricas y bacterianas. Los cuidados van a ir encaminados siempre a respetar y aceptar los procesos de enfermedad, a dedicarles el tiempo que precisan para sanar.
Recomiendo siempre tener una actitud de aceptación ante los procesos de enfermedad. La mayoría de estos procesos en la infancia se curan o palian con tratamiento farmacológico, descanso, cariño y buenos alimentos.
¿Han tenido vuestras criaturas dolor de garganta? ¿Cómo lo habéis vivido? Animaos a escribir. Estaré encantada de leeros.