dificultad respiratoria en niños
Son muchas las llamadas que recibo para preguntarme: “¿Cuándo es el momento de ir al pediatra si mi hijx tiene un catarro?”. Uno de los aspectos que más os preocupa es cómo cambia la respiración de vuestras criaturas cuando están enfermos.
Voy a contaros qué es esto de la dificultad respiratoria, y en qué enfermedades puede aparecer. Y es que la dificultad respiratoria siempre acompaña a un proceso de enfermedad, una bronquitis, bronquiolitis, neumonía…
Los cuerpitos de nuestras criaturas son muy sabios, y cuando ocurre un episodio de enfermedad, el propio organismo intenta resolverlo por sí mismo.
Para ello va a hacer un trabajo extra, para compensar y poder seguir con su estado habitual. Pues bien, la dificultad respiratoria es un esfuerzo que hace su cuerpito para conseguir meter aire en sus pulmones, y que el oxígeno llegue a través la sangre a todas las partes del cuerpo. Este esfuerzo que se produce de manera involuntaria, acaba provocando este síntoma en nuestro sistema respiratorio.
¿Qué síntomas van a aparecer en nuestras criaturas si empiezan a tener signos de dificultad respiratoria?
Frecuencia cardiaca rápida
Es un signo muy característico en pediatría. La anatomía y fisiología de nuestras criaturas permite aumentar la frecuencia como mecanismo de defensa. De esta forma, cuando nuestras criaturas no están recibiendo la cantidad de aire necesaria, por el motivo que sea, su organismo reacciona respirando más deprisa para compensar el aire que no entra de forma natural.
Otro momento en el que la frecuencia respiratoria está aumentada es cuando tienen fiebre, también como mecanismo de defensa. Y es que cuando tienen fiebre aumenta el metabolismo, y por tanto necesitan respirar más veces para dar el requerimiento de oxígeno necesario en ese momento.
¿Y cuántas respiraciones por minuto son demasiadas?
No os agobiéis ni perdáis tiempo contando las respiraciones. La pregunta no es cuántas veces tienen que respirar por minuto, porque los bebés respiran más rápido de forma natural cuánto más pequeños son. La pregunta sería si están respirando de manera distinta a como lo hacen habitualmente. Nos debe llamar la atención aquella forma de respirar que sea rápida en reposo, profunda, aquella que le hace estar incómodo, con esfuerzo, con desasosiego, aquella que le hace sudar.
Ruidos al respirar
Los ruidos respiratorios nos ayudan mucho a los sanitarios. A menudo nos informan sobre el origen de la entrada insuficiente de aire, y muchas veces sobre el motivo. Los ronquidos, los pitos, quejidos, el estridor y los silbidos son sonidos que deben llamar nuestra atención.
El estridor es un ruido que parece como un jadeo, como un quejido agudo. Se distingue porque se produce sólo al inspirar, o sólo al espirar, aunque este es menos frecuente. Suele producirse por una obstrucción de algún tipo en las vías respiratorias. Es habitual en las laringitis.
Los silbidos, o sibilancias, se escuchan más frecuentemente en la espiración, y suelen ser típicos de las bronquiolitis, bronquitis y asma.
Los ronquidos al respirar suelen producirse también por obstrucción de las partes más bajas del sistema respiratorio. Pueden escucharse por moco, inflamación, o cualquier elemento que impida el paso de aire normal.
Las familias de criaturas con enfermedades respiratorias crónicas tienen el oído muy afinado, y son capaces de escuchar los ruidos, interpretarlos, y poner tratamiento adecuado y pautado cuando corresponde.
Tiraje
Es uno de los signos que más informan sobre la dificultad que está teniendo nuestra criatura para respirar. Es más marcado cuanto más pequeña es nuestra criatura. Normalmente se acompaña de aquella frecuencia respiratoria rápida.
Cuando una criatura lleva un rato respirando rápido, se va cansando, y sus músculos respiratorios intervienen para “colaborar” en la respiración. Es un mecanismo de defensa más, los músculos de la caja torácica y los músculos del abdomen se ponen en marcha.
Cuando quitamos la ropa a nuestra criatura observamos el esfuerzo de estos músculos. Puede notarse que se marcan las costillas al inspirar, o que se hunde la tripa, o que ese esfuerzo en la respiración se marca mucho en el cuello o encima del esternón. Es buen momento para acudir al pediatra. Otro síntoma relacionado con este es el aleteo nasal. Se produce cuando las fosas nasales se abren mucho cada vez que coge aire. Es otra manera de identificar el esfuerzo que está haciendo al respirar.
Baja saturación de oxígeno
En casa no tenemos aparatos para medir la saturación de oxígeno, ni los necesitamos, a no ser que nuestra criatura tenga alguna enfermedad crónica y la familia haya sido entrenada para su manejo. Si no es así, no hay que tener un pulsioxímetro en casa.
Es verdad que a los sanitarios nos sirven de ayuda para conocer el estado de nuestras criaturas, y así diagnosticar una posible enfermedad respiratoria. Lo que hace el pulsioxímetro es medir la saturación o concentración de oxígeno en sangre, colocándolo en las partes más alejadas del cuerpo, los dedos de la mano. Aunque no dispongamos de estos aparatos, sabemos que la concentración de oxígeno de nuestras criaturas es baja cuando el color de piel de nuestras criaturas se torna azulado, más pálido de lo normal, cetrino…
se nota, sobre todo, alrededor de la boca, en la cara en general y en las manos y zonas distales. Será otro motivo de consulta al pediatra.
Mocos
Hay ocasiones en las que nos preocupan algunos ruidos en el pecho, ruidos que nos alarman, y no sabemos cómo actuar. Los mocos son muy aliados de los ruidos respiratorios, pero muchas veces no están donde nos parece que suenan.
Cuando nuestra criatura tiene un proceso catarral y aparece mucha mucosidad es típico escuchar como un sonido ronco acompañado de la respiración, y lo primero que pensamos es que tiene los mocos en el pecho.
Podría ser, pero a menudo los mocos están en la nariz, y pueden producir una vibración en el pecho que nos confunde. La manera de saber si los mocos están en su sitio, la nariz, es haciendo un lavado nasal. Si el ruido que tenía en el pecho antes del lavado cambia, estamos ante una fábrica de mocos en vías altas, donde el tratamiento será los lavados nasales. Después, deberemos seguir vigilando la aparición de otros signos de dificultad respiratoria.
Cansancio y falta de apetito
Si a nuestra criatura le acompañan alguno de los síntomas que os he contado, puede que no tenga apetito, sobre todo si se siente muy cansadx. Es importante vigilar este estado de falta de apetito y cansancio, y ante cualquier cambio significativo en su conducta diaria que os llame la atención, hay acudir al pediatra de zona.
Sudoración
Es posible que empiece a sudarles la cabeza, o la cara, pero con la salvedad de que la piel no está caliente al tocarles. Esta sudoración está relacionada con la respiración, y es otro síntoma a tener en cuenta si aparece en junto a alguno de los anteriores.
La postura ideal cuando tienen signos de dificultad respiratoria es sentadx o semi incorporadx. De esta forma respiran mejor, lo que les permite descansar y estar más confortables.
Buenas prácticas:
Elevar el cabecero de la cama. Puedes colocar almohadas o cojines debajo del colchón.
No forzarles a comer grandes cantidades de alimentos.
Beber líquidos.
Mantener la nariz despejada de mocos. Hacer lavados nasales, preferiblemente antes de las comidas.
Realizar actividades cotidianas, que nos les produzca un esfuerzo. Actividades cómodas, tranquilas.
Facilitar el reposo y el descanso.
Administrar la medicación recomendada por el especialista de salud.
Animar a toser, cuando haya mucosidad.
¿Cuándo tengo que acudir al pediatra?
Cuando estén es reposo, tranquilxs y continúen con signos de dificultad respiratoria.
Cuando tienen dificultad respiratoria y están decaídos, cansados.
Si aparecen dolor o molestias en el pecho al respirar.
Si la dificultad respiratoria se acompaña de sudoración nocturna.
Si se acompaña de falta de apetito.
Fiebre alta.
La dificultad respiratoria es un ente que nos preocupa a lxs adultxs, nos hace estar alertar y con cierto nerviosismo. Pero hay algo igual de importante que vigilar, su estado general. Puede que notemos a nuestra criatura decaída, sin ganas de hacer la rutina diaria. A veces no apreciamos estos síntomas de dificultad respiratoria con facilidad, o no son muy marcados, pero le notamos “raro”.
Si os preocupa su estado general, os animo a preguntar a vuestra especialista de salud. Porque el mejor signo que tenemos los sanitarios para conocer su estado y tratar la dificultad respiratoria, es vuestro criterio.
Sois los que conocéis y acompañáis a vuestras criaturas en sus procesos de enfermedad y en su vida. Confianza absoluta en vuestro criterio, familias, sois los que trabajáis en primera línea, a su lado.
Animaros a escribir, os leo…