Banco de leche casero y extracción manual
Hoy me gustaría contaros que trabajar y seguir con la lactancia materna a demanda es posible, siempre y cuando la decisión sea elegida y sentida por la mamá lactante. No siempre va a ser fácil tener que sacarte leche en el trabajo, pero es un derecho que podamos hacerlo, y dependiendo de las empresas tienen cierta obligación a cumplirlo, o al menos facilitarnos un espacio seguro para ello.
Primero, hay que llevar todos los días al trabajo un kit para sacar la leche y conservarla.
Mi propuesta es llevar:
Un sacaleches eléctrico.
Un biberón para la extracción.
Un recipiente para transportar la leche.
Una nevera portátil y una bolsa de hielo o un acumulador de frío.
Es importante hacer un banco de leche casero al menos 15 días antes de la incorporación al trabajo. Lo ideal, de hecho, es intentar ir haciendo un banco de leche durante toda la baja maternal. Esta manera de hacer nos agobia mucho menos, y el hecho de pensar que queda mucho tiempo para nuestra incorporación y ya estamos almacenando leche materna en nuestro congelador para nuestra criatura nos da confianza.
Antes de utilizar el sacaleches es importante hacer un pequeño masaje e iniciar una extracción manual, siempre que nos sea posible.
Para realizar la extracción manual es importante buscar un lugar tranquilo y que nos haga estar relajadas. La extracción manual nunca debe ser dolorosa. Aprender esta técnica nos ayuda antes de empezar a lactar o antes de una extracción con sacaleches, o incluso si tenéis una ingurgitación.
El masaje previo debe dirigirse desde el exterior de la mama hacia la aureola, estimulando toda la superficie de la teta, incluida la parte inferior. Empezaremos con un masaje circular suave sobre la mama con los nudillos o con los dedos índice o pulgar. Debemos frotar la mama con la palma de la mano en distintas direcciones, también en vertical y en horizontal. En caso de estar ante una ingurgitación podemos aplicar calor. Estimulamos el pezón y la aureola para conseguir el reflejo de eyección.
Después, continuaremos con la extracción, colocando el dedo índice y el dedo pulgar en forma de C alrededor del pecho a unos 2 cm o 4 cm del pezón.
Hay tres movimientos claves para realizar la extracción manual:
Realizar presión en dirección a las costillas.
Juntar los dedos apretando el pezón sin deslizar los dedos sobre la piel.
Soltar la presión.
Los movimientos deberían ser rítmicos, con la intención de apretar, juntar y soltar. Es importante variar el punto donde colocamos los dedos para obtener un buen vaciado de toda la mama. No os olvidéis de alternar ambos pechos.
Una vez realizado el masaje y la extracción manual podemos empezar con nuestro sacaleches automático. Esta es mi recomendación.
Tenemos que saber que el sacaleches no tiene esa succión tan romántica que tiene nuestro bebé, y es importante también saber que no siempre somos capaces de sacar ni una sola gota con el sacaleches, y eso desespera. Esto pasa porque la leche fluye a través de nosotras gracias a las hormonas que nuestra criatura activa a la perfección, y que en el caso del sacaleches no consigue activar. Por este motivo, siempre que acompaño a mamás les hablo de los trucos para sacarse la leche con sacaleches. La primera es tener pensamientos felices vividos con sus bebés, mirar fotos de tu bebé, o ponerse unos videos de nuestras criaturas mientras estamos realizando la extracción de la leche. Lo segundo es poner un calcetín al biberón, para no mirar si cae o no cada gota de leche. Ver salir la leche más que ayudar, desespera.
Tener en cuenta la cantidad de leche que debemos introducir en cada recipiente. Se recomienda meter la leche en bolsas de 100 ml. y bolsas de 50 ml. Lo ideal es ir sacando bolsas de 100 para darles la toma, y si se queda con hambre, empezar a sacar bolsas de 50 ml. Hacemos esto para no desperdiciar ni una gota de leche.
¿Por qué hablo de bolsas? Pues bien, después de leer algunas recomendaciones y estudios, parece que lo ideal es congelar en plástico, ya que se ha demostrado que algunos componentes de nuestra leche se quedan pegados en el cristal y no llegan a nuestro bebé.
Almacenaje de la lactancia materna dentro de casa:
Si tras sacar la leche la dejas a temperatura ambiente debes saber que solo puede mantenerse 3 horas. Por esto, tras sacar la leche, lo ideal es meterla en la nevera. Si nuestra criatura va a tomarla en los siguientes tres días puede quedarse en el frigorífico.
Si estamos haciendo nuestro banco de lactancia materna casero lo mejor es congelarla. Tened en cuenta que no podemos llenar las bolsas al máximo, ya que en el congelador la leche se expande y puede derramarse. Es ideal almacenarla al fondo del congelador, en un gran táper, para ir introduciendo las bolsas y luego poder taparlo. O mejor aún, dejar un cajón solo para la reserva de la lactancia materna. Un cajón que solo se va a abrir cuando se vaya a hacer uso de ella. El tiempo máximo que se pueden mantener congeladas las bolsas de la lactancia materna es 9 meses.
Una vez descongelada, calientala al baño maría, y recuerda que una vez descongelada puedes dejarla en la nevera un máximo de 24 horas.
En cuanto al recipiente para congelar, es cierto que los de plástico ocupan menos. Pero debemos asegurarnos de que no estén fabricados con la sustancia química Bisfenol A (BPA). El BPA es un producto químico que se utilizaba hasta no hace mucho en los recipientes y revestimientos de plástico. Se está eliminando, pero mi consejo es que no utilicemos cualquier recipiente para almacenar la lactancia materna. Los recipientes de cristal pueden romperse a temperaturas bajas, así que recomiendo las bolsas especiales para almacenar la lactancia materna.
Recomiendo colocar una etiqueta adhesiva en las bolsas donde escribamos la cantidad, el día y la hora en la que se hizo la extracción. Nunca pintar con un rotulador en la bolsa de plástico, es mejor poner etiquetas. De esta forma, podemos ir sacando la leche que lleva más tiempo congelada, y así preparar los biberones con la leche más antigua.
Atención: una vez descongelada la leche no se debe volver a congelar.
Almacenaje de la lactancia materna fuera de casa.
Lo mejor es informar al responsable o al equipo de trabajo que vamos a realizar la extracción de leche durante la jornada laboral. El trabajo no va a ser el lugar ideal, pero podemos buscar las circunstancias ideales, o las mejores condiciones posibles para que ese momento se convierta en un momento relajante, o al menos no estresante.
Si no se dispone de nevera en el lugar de trabajo, intentaremos sacar la leche teniendo en cuenta que puede estar 4 horas fuera de nevera, 3 horas en los meses de verano.
Podemos introducir la bolsa con la leche en una nevera portátil con acumulador de frío o con una bolsa de hielo para mantenerla. Podríamos tenerla así un día. Este último consejo lo reservo para mujeres que trabajan por guardias de 24 horas.
No podemos olvidar algo importante: Si las extracciones son frecuentes o estás realizando una extracción poderosa, puedes juntar las tomas en un mismo recipiente, siempre y cuando las dos estén a la misma temperatura. Si tenemos en la nevera un biberón de lactancia materna con 20 ml, podríamos añadir otros 30 ml de otra toma, pero siempre que los 30 ml estén a la misma temperatura que los 20 iniciales.
Después de su uso, siempre debemos limpiar el extractor de leche de la siguiente manera:
Enjuagar con agua fría todas las piezas con las que está compuesto el extractor.
Lavar las piezas con agua más templada y detergente.
Enjuagar nuevamente cada pieza con agua fría, durante un tiempo estimado de 15 segundos.
Secar cada una de las piezas.
Se recomienda esterilizar cada dos días con el método de hervido. Metemos todas las piezas por separado en la cazuela, cubiertas completamente con agua, lo llevamos a ebullición y mantenemos 10 minutos. Después lo dejamos secar, y listo. Aún con todo, revisad y tened en cuenta las instrucciones de uso particulares de cada sacaleches.
Curiosidades que os cuento…
Debemos saber que cuanto más tiempo pase la leche materna congelada, más pérdida de Vitamina C sufre la leche.
La leche materna descongelada tiene una consistencia diferente a la leche recién extraída. Vigilad si a vuestro bebé no le gusta para poder cambiar vuestro método de almacenaje o la forma de calentarla. Debe hacerse al baño maría, como os he contado, y no en microondas.
El olor de la leche puede también cambiar tras ser descongelada o refrigerada. Esto se debe a la acción de la lipasa, una enzima que descompone su grasa y libera ácidos grasos. Este proceso ayuda a evitar la proliferación de bacterias nocivas.
Antes de ofrecer la leche a vuestro bebé, es importante agitar el recipiente, ya que la leche almacenada tiende a separarse por capas, la grasa queda en la parte más alta. Sin embargo, cuidado con la agitación rápida, ya que se pueden dañar algunos de los componentes nutritivos y protectores de la leche materna.
La lactancia materna es una manera de estar en el mundo. Una manera de moverte con la naturalidad que corresponde. Es una decisión única que solo la mujer lactante debe tomar, siempre estando bien informada. Continuar con la lactancia materna tras el distanciamiento de nuestra criatura es otra manera de hacer las cosas. Es una opción que os tiene que encajar, lo debéis sopesar para sentiros seguras, tranquilas, y sobre todo para que esta manera de continuar con lactancia materna os haga estar confiadas para disfrutar de esta otra fase de nuestra crianza, siempre apasionante.