Convulsiones febriles en niños
La fiebre siempre causa malestar y tensión tanto a las criaturas como a sus familias. Las primeras fiebres en nuestras criaturas son frecuentemente recordadas. Y en muchas ocasiones nos preocupamos más por la cifra que marca el termómetro que de vigilar el estado general de nuestras criaturas.
Las convulsiones febriles en niños y bebés.
La temperatura que marca el termómetro siempre es algo que nos obsesiona en exceso, hasta el punto de poner el termómetro en más de una ocasión para cerciorarnos del valor, o comprobar cada cinco minutos si el antitérmico administrado hizo efecto.
Antes de seguir hablando de la fiebre os recomiendo que leáis mi post sobre la fiebre, en mi web, muy esclarecedor, lo podeís ver aquí.
Ahora, hablemos de las crisis o convulsiones febriles. Una familia que ve en su criatura por primera vez una convulsión febril pasa por un momento que no olvidará nunca. Siente miedo, impotencia y una gran angustia hasta que llega al hospital. Este estado se mantiene, e incluso se incrementa cuando los pediatras en el hospital nos cuentan que esto puede repetirse.
Rompamos ahora una lanza por estas convulsiones que tanto nos asustan. Las convulsiones febriles, como su nombre indica, coinciden con el aumento de la temperatura. Este es un dato fundamental, porque estas son o suelen ser más banales que aquellas que no se acompañan de fiebre. Que una criatura tenga una crisis febril no significa que sea epiléptico nique vaya a tener daño neurológico alguno. Es difícil mantener la calma en estas situaciones, pero intentemos recordar que se producen solo por la fiebre, y no suelen tener repercusiones en nuestras criaturas.
Las convulsiones febriles suceden porque la fiebre altera el funcionamiento del cerebro. Hay una orden de contracción muscular descontrolada. Aunque los estudios sobre estas crisis no son muy concluyentes, hay autores que destacan como factor predisponente los antecedentes familiares, que uno de los progenitores tuviese estas crisis de niño. Pueden debutar entre los tres meses y los cinco años, aunque es más frecuente entre los 12 y los 18 meses. La frecuencia es del 2 – 5 % de los niños sanos. Es habitual que estas crisis convulsivas ocurran en las primeras horas del proceso febril. Pueden aparecer varias veces en el mismo día o en días distintos, pero siempre las desencadena la fiebre.
Sepamos ahora cómo son, cómo las podemos reconocer. Es común que se produzcan sin que los padres sepan siquiera que tienen fiebre. Suelen ser crisis generalizadas, quiero decir, que todo su cuerpito empieza a temblar de forma súbita, brusca. Se alternan rigidez y sacudidas del tronco, cabeza y extremidades, y puede haber pérdida de consciencia. Puede además acompañarse de respiración irregular, en cuyo caso aparece un color azulado de labios. A pesar de todo esto, en otras ocasiones se produce temblor de una sola parte del cuerpo, como un brazo. Lo habitual es que estas crisis sean autolimitadas, es decir, que cedan solas pasados varios minutos, aunque a veces pueden durar más. Sin duda, un tiempo que se hace muy largo, dure lo que dure.
Otro aspecto típico y habitual de estas crisis, es que una vez que ceden, hacen que las criaturas se queden adormiladas, sin reacción o con reacción lenta, sin tono muscular. Esto puede durar desde 5hasta 20 minutos, incluso más. En este tiempo, irán despertándose poco a poco, recuperándose, aunque pueden permanecer aun confusas.
Una primera crisis febril es motivo para acudir a las urgencias de un hospital. El objetivo principal es descartar otra causa distinta a la fiebre como causante de la convulsión. Os harán preguntas, como cuánto tiempo duró la convulsión, si le había pasado antes, si estaba con fiebre los días previos, si tiene algún proceso infeccioso, cómo fueron los movimientos durante la crisis, si perdió la consciencia, se hizo pis durante la crisis o si se quedó adormilado/a al finalizar.
Así pues, nuestra actuación como madres y padres se limita a lo que podemos llamar control de daños. Debemos llamar a emergencias 112, controlar el tiempo que dura la crisis, y observar esta crisis y el periodo postcrítico para poder responder a todo esto.
Además, para evitar otras complicaciones durante la crisis, debemos:
Intentar colocar a vuestra criatura en una superficie segura.
Si tenía previamente algún alimento u objetoen la boca debemos retirarlo.
Retirar también cualquier objeto cercano que pueda dañarle con los movimientos.
No hay que sujetarle, ni contenerle.
Si comienza a vomitar, girar su cabeza o mantenerle de lado mientras vomita.
Intentar mantener la calma, aunque parezca casi imposible.
No meterle nada en la boca.
Retirar o aflojar cualquier prenda que le esté presionando.
No forzar a darle un antitérmico ni ninguna otra bebida ni alimento durante la crisis.
Qué hacer tras el episodio de convulsión febril
Como os decía, tras el episodio, las criaturas no necesitan ninguna medida especial.
Las familias que han presenciado la crisis febril de sus criaturas sienten nerviosismo y confusión, y una sensación extraña, una necesidad angustiosa de saber si lo que han visto es normal, o si lo peor está por llegar.
Como os he contado, las crisis febriles simples no dejan secuelas, ni implican que vuestra criatura vaya a ser epiléptica. Pero puede ser que, una vez que se produzca una primera crisis febril, estas puedan aparecer de nuevo durante otros procesos febriles, casi siempre en las primeras 24 horas.
Ya hemos dicho que tras una primera crisis se debe acudir al hospital. Allí os darán indicaciones sobre cómo actuar si se repite en alguna ocasión. Aún así, os adelanto los motivos por los que se debe acudir al hospital tras una crisis febril.
¿Cuándo debo acudir al hospital en una convulsión febril?
Si es la primera convulsión, como he mencionado.
Si dura más de 5 minutos.
Si se hace daño físicodurante la crisis convulsiva.
Si le cuesta respirar durante o tras la crisis.
Si tiene varias convulsiones seguidas, empalmando unas con otras, y no ceden o duran demasiado.
Si permanece muy irritable tras la crisis.
Si tiene dolor de cabeza intenso.
Queridas familias, las convulsiones febriles son muy alarmantes, pero no son motivo de emergencia, se resuelven solas. Hay mucho temor a revivirlo, pero no son fácilesde prevenir.
Acompañar, y estar presente en el momento de la convulsión, hace que nuestras criaturas se sientan seguras, y acepten este episodio como parte del proceso de salud y enfermedad. Os animo a preguntarme las dudas y compartir los miedos.
Nuestra manera de ver el mundo, a través de nuestros ojos, es la manera que tienen nuestras criaturas de percibirlo.